
El relato de Holden Caulfield, adolescente atrapado entre las restricciones de la infancia y la trampa de la madurez, no ha dejado indiferente a nadie desde 1951.
Auch schätzt er meinen Verstand und meine Talente mehr als dies Herz, das doch mein einziger Stolz ist, das ganz und alles Elendes. Ach, was ich weiß, kann jeder wissen – mein Herz habe ich allein.
(También estima mi inteligencia y talento, más que este corazón que es, sin embargo, mi único orgullo y solamente él es manantial de todo: de toda fuerza, toda dicha y toda miseria. ¡Ah!, lo que yo sé puede saberlo cualquiera –mi corazón no es más que mío.)
(Werther, II parte, 9 de mayo)
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